15 años después
Napster y su legado...
| Redacción de Christian Diemond H.
| Fotografías, cortesía de Bixentro y Matt P.
prácticamente había mantenido su modelo de negocios desde que se había inventado la forma de reproducir música en los hogares. Era impactante llegar a casa, colocar el disco y comenzar a escuchar el álbum completo que acababas de adquirir en la tienda de discos, o en cualquier lugar donde se vendiera este material. Uno se tomaba el tiempo para escuchar cada una de las generalmente incluidas doce canciones, mientras hojeaba el cuadernillo que contenía fotos, ilustraciones, las letras de los temas y demás contenido que hacía más interesante lo que se escuchaba por primera vez. Algunas veces era decepcionante darse cuenta que nuestra compra se resumía a una canción buena dentro de un mar de experimentos, alucinaciones y ruidos que el artista catalogaba como música.
Hace quince años todo cambió dentro del mundo de la música, nada iba a ser igual desde ese momento. A lo que tan acostumbrados estábamos, desaparecería y transformaría al mundo para siempre. Aún me puedo ver en ese momento, levantándome de mi asiento sin esfuerzo, recorrer el largo camino que me separaba de la tienda de música y llegar para comenzar a pasar un disco tras otro, hasta encontrar aquello que había ido a buscar. Era un tiempo en el que físicamente comprabas música. Ahora no queda mucho de eso, tan solo algunas tiendas que sobreviven vendiendo artículos que parecen obras maestras compradas por grupos de coleccionistas y melómanos.
La industria de la música era diferente y
visión de quienes vieron en ellos algo grandioso. Esta clase de individuos, que parecen salidos de la imaginación de Charles Dickens, son solo personas que saben hacer negocios y mostrar lo que las masas quieren escuchar. Sin ellos, nuestro contacto con la música no pasaría de escuchar al tío tocando la guitarra en nuestro cumpleaños, o al animado conjunto que nos hace bailar en las bodas. La música no hubiera evolucionado hasta acompañarnos en casi cada labor de nuestras vidas, pues la tecnología que conocemos evolucionó por la necesidad de escuchar música en todo momento. Y fueron ellos, los ejecutivos detrás de los artistas, quienes realmente comenzaron a temblar cuando un tal Shawn Fanning, de apenas 19 años, sacudió sus enormes escritorios cuando tuvo la brillante idea de crear un software que cambiaría todo lo que conocíamos en cuanto a música.
Shawn Fanning era un estudiante de informática, que como muchos otros llevaba tiempo utilizando Winamp, por ser el reproductor de música más popular del momento, pero había algo con lo que tenía que lidiar junto con muchos otros estudiantes,
excesivos, que incluso a industriales petroleros podían dejar sorprendidos, pero así era el mundo de la música y realmente no había mucho que hacer, más que seguir consumiendo lo que nos agradaba y continuar escuchando que nuestros artistas eran blanco de alguna noticia que nos sacaba de nuestra mundana y aburrida rutina. Sin embargo, detrás de todo esto había un numeroso grupo de personas que no aparecían frente al público jamás, un grupo de personas que controlaba todo desde sus escritorios, hombres de camisa blanca que sabían cómo impactar para vender, eran ellos los héroes y villanos, que con su ingenio y capital, dominaban qué, cuándo y cómo debíamos escuchar. Habían estado ahí desde el principio, sin ellos no hubiéramos tenido las grandes bandas que movieron masas, influyeron en nuestras vidas, cambiaron nuestras ideas, tocaron nuestros corazones e incluso, en ciertos momentos, fueron la única fuerza que nos mantuvo cuerdos y nos incitó a seguir adelante. Y esto había sido así por siglos, los grandes compositores clásicos que hasta nuestros días son escuchados por una escasa y lamentable minoría, pasaron a la historia historia gracias a la aristocracia y a la
Desde siempre había sido así, era algo que ya se transmitía casi genéticamente, los “one-hit wonder” habían existido desde los inicios de la industria musical. Aunque también había otro tipo de artistas que lo hacían casi todo bien, porque nada es perfecto, y ofrecían un producto que daba gusto haber comprado, sin embargo era un porcentaje muy bajo el de artistas que sabían hacer su trabajo, pero a la industria de la música parecía no importarle este punto; no se daban cuenta; no parecía que se daban cuenta, o simplemente no querían darse cuenta que esos álbumes que ofrecían pura música de relleno, fuera del sencillo que se había promocionado hasta el cansancio, comenzaban a cansar al público del cual vivían.
Por otro lado, los conciertos eran escasos y se reducían a contar “cuando aquella banda había venido a México en 1992”, lo cual sería irrepetible. Los excesos sí eran frecuentes, los artistas eran blanco constante de los medios amarillistas y siempre había algo que mostrar de ellos: un zoológico y parque de diversiones privados, escándalos sexuales, extraños suicidios con escopetas o con sogas alrededor del cuello, del cuello, junto con demostraciones de ingresos

digna de un directivo de cualquier compañía discográfica. Su nombre es Sean Parker, otro genio post-adolescente que ganaba una pequeña fortuna gracias a sus aportaciones tecnológicas y que había entablado una amistad con Shawn a través de un chat.
Su amistad era algo analógica con la situación que había dominado al mundo de la música, situación que comenzaban a derrumbar con su aportación, pues frente a todo estaba Shawn Fanning, el creador e imagen de Napster, y detrás de él estaba Sean Parker, junto con un ejército de genios que hicieron de la compañía un imperio que generó millones durante el poco tiempo que transfirió música gratis alrededor del mundo.
¿QUÉ ES PIRATERÍA?
Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), piratería es el ejercicio de pirata, robo o presa que hace el pirata y robo o destrucción de los bienes de alguien.
La definición menciona el robo, por lo cual, el término utilizado por la industria de la música para referirse a Napster era muy claro,
Napster era piratería, quiere decir que robaba a la industria de la música, lo cual de inmediato llevó a la consecuencia lógica y civilizada que se obtiene ante un robo.
Durante los primeros nueve meses de vida de Napster, se registraron cerca de 10 millones de usuarios que podían obtener, desde la grabación más pésimamente lograda en un concierto, hasta temas inéditos, pasando por discografía que se encontraba fuera del mercado y grabaciones independientes de artistas que de pronto surgían e invadían las computadoras, con material que no había logrado atravesar el grueso muro que ponían las casas discográficas ante los nuevos talentos.
Napster abría tantas posibilidades que realmente fue lo indicado para todo aquel que quisiera tener lo que quisiera, y no aquello que le decían que podía tener, pero tenía un problema, era gratis, y el material que circulaba entre millones de computadoras podía ser copia de un solo disco vendido. Todo esto alarmó a la industria de la música, y la A&M Records, una subsidiaria de Universal
la falta de música en un formato recientemente creado, cuya extensión era .mp3. Existían sitios en donde se podía obtener este material, pero el repertorio era pobre, por lo que un día decidió tomar el asunto muy personal, y dio inicio a lo que probablemente jamás imaginó que sería una revolución total dentro del mundo de la música, y nuestra historia en sí.
Dejó la universidad y dentro de la oficina de su tío, John Fanning, logró terminar un programa que en realidad tomaba la tecnología que ya se aplicaba en algunos sitios y la configuró para que exclusivamente pudiera transmitir archivos en formato mp3. La idea era simple, utilizaba la tecnología P2P, que en la práctica lo que ofrece es una comunicación entre computadoras, sin la intervención de un servidor, y permite un tráfico de archivos sin filtraciones, retenciones o censura, entre todo aquel que tenga un dispositivo con conexión a internet.
La versión beta comenzó a utilizarse de inmediato en las universidades de la zona, y para fortuna de Shawn Fanning, el genio creativo, detrás de él había alguien, de escasos 20 años, que tenía el dinero y la visión
por su parte, no era tan ambicioso y pedía 10 millones de dólares como compensación, junto con la cancelación de la cuenta de los casi 350 mil usuarios que poseían el tema “I Disappear”, el cual había dado inicio a su demanda.
Los meses transcurrieron mientras se luchaba ferozmente por lograr una victoria. Shawn Fanning incluso se mostró sorprendido ante estos ataques y dijo que él no estaba haciendo ningún mal, él tan solo había creado la herramienta para compartir archivos. Por decirlo de otro modo, él sólo fabricó el arma, el público la disparó.
Había dos lados en la batalla y por consiguiente se debía tomar partido, y Napster no estaba solo. Limp Bizkit comenzó una gira gratuita gracias al auspicio de Napster, y no solo el rock tomaba parte en la defensa, grupos como Public Enemy promovían un concurso de canciones a través de la misma plataforma. Algunos hackers se infiltraron en el sitio oficial de Metallica, otros crearon un sitio para recaudar fondos para Lars Ulrich, como burla a lo que muchos tomaban como un caso puro de ambición, y
Napster y decidió probarlo. La respuesta que obtuvo al teclear M.E.T.A.L.L.I.C.A. fue algo que lo dejó frío, estaba toda su discografía, cada uno de los temas que él junto a su banda habían grabado desde sus inicios estaba ahí, pero eso no era todo, una canción que se estrenaría en el soundtrack de la película Misión: Imposible II, la cual no había sido estrenada aún, circulaba entre miles de usuarios sin ningún impedimento. El sorprendido Lars Ulrich tomó una decisión, una decisión que lo llevaría por un camino que jamás imaginó.
A la demanda iniciada por A&M Records y la Asociación Discográfica de América, se unió Lars Ulrich en abril del año 2000, para unir sus esfuerzos y atacar desde varios frentes a la imparable Napster. Ese mismo año, otros artistas se unieron a Lars, entre los que destacaban Alanis Morissette, The Black Crowes, Dr. Dre, Eminem y Smashing Pumpkins; todo esto comenzaba a debilitar al nuevo gigante que había logrado noquear a las “big four”.
Las discográficas pedían 100 mil dólares por cada tema descargado sin autorización. Lars,
Music Group, fue la primera en responder al duro golpe, seguida por otras subsidiarias de la misma Universal, junto con Warner Music Group, EMI y Sony Music Entertainment, conocidas en la industria de la música como “big four”, todas ellas representadas por la Asociación Discográfica de América (RIAA, por sus siglas en inglés). El juicio casi de inmediato fue noticia internacional; Napster era ya un programa bastante conocido alrededor del mundo.
EL JUICIO
El juicio comenzó bajo el nombre A&M Records, Inc. v. Napster, Inc. La demanda alegaba que Napster participaba en, o facilitaba a otros el copiar, descargar, subir, transmitir o distribuir, sin la autorización expresa del titular de los derechos, las composiciones musicales y grabaciones de sonido que contaban con esos derechos de autor, y que a su ves estaban protegidas por cualquiera de las leyes federales o estatales.
Lars Ulrich, baterista y uno de los líderes fundadores de la banda Metallica, un cierto día tuvo curiosidad, había escuchado de
dejara de infringir derechos de autor, al utilizar sin su consentimiento el logotipo de Napster en artículos publicitarios… (un gran silencio)…
Es algo confuso todo esto, ¿por qué Napster pediría algo así? ¿Era acaso, que el hecho de crear un producto de ventas masivas, un logotipo, un nombre, una marca, un posicionamiento, etc, conlleva un trabajo y esfuerzo de miles de personas, además de la inversión y tiempo requeridos para tal propósito, o se habrán dado cuenta que por algo se inventaron los derechos de autor?
DERECHOS DE AUTOR
En la Declaración Universal de Derechos Humanos, en su artículo 27 se lee:
1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.
2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones
parte de la juventud creía que el trasfondo era solo cuestión de censura.
El sencillo Pretty Fly (For a White Guy), fue el primer sencillo lanzado por la banda The Offspring, de su álbum titulado Americana, y casi de inmediato circulaba por internet con cerca de 22 millones de descargas, convirtiéndola en la canción más descargada del momento, lo cual aumentó las ventas del álbum, llegando a vender 10 millones de copias en todo el mundo, hecho que la banda vio como resultado de la transferencia de archivos de música, en específico, Napster.
Dexter Holland, vocalista y guitarra de la banda The Offspring, decidió apoyar al gigante retador, junto con bandas emergentes que habían visto subir su popularidad gracias a Napster, e inició acciones para promover la libre transferencia de música. Dexter continuó abogando por la empresa de Shawn y Sean, e incluyó en su labor el reparto de botones con el logotipo de Napster, como muestra de su apoyo, pero la respuesta obtenida a esto fue tan confusa que podría ser la clave que contenga el punto final acerca de este tema. Napster solicitó a Dexter Holland que

autorización de los artistas, logrando con esto volver a tomar el liderazgo en la carrera que la música supone. Sean gana por la publicidad, la gente gana al obtener lo que busca de forma gratuita, en su versión sin costo, y sobre todo, los artistas ganan por su trabajo. Esta vez nadie sale con las manos vacías, aunque siempre hay algo detrás de tanta felicidad. La gente se queja de la excesiva publicidad, aunque exista la opción de pagar para eliminarla, y esto se suma a la escasez de material, lo que aumenta el descontento de la gente. Por otra parte, los artistas ya comienzan a cansarse de lo que ellos consideran una paga injusta por todo el trabajo que representa el ofrecer un producto que encierra tanto trabajo, y Sean Parker seguramente tiene sus quejas respecto a sus utilidades, pero eso jamás lo sabremos.
LA MÚSICA HOY
Las bandas de hoy en día viven en constantes giras; tomemos a Metallica como ejemplo, su álbum, The Black Album, fue un álbum que pasó a la historia gracias al enorme trabajo creativo y de producción que se llevó a cabo
científicas, literarias o artísticas de que sea autora.
En cuanto a Lars Ulrich, hizo que Metallica pasara por un duro momento como resultado de la acción legal tomada contra Napster, y fue duramente criticado por tomar parte en algo que el público consideraba que solo afectaba los intereses de las grandes compañías discográficas. Para el consumidor, la banda debía estar con ellos y no contra ellos.
Napster no solo compartió los duros momentos con Metallica, Napster cayó, y aunque aún exista y ofrezca música gratuita, su gloria fue sepultada, pero su legado perduró hasta nuestros días.
En Apple Inc. tuvieron la visión de hacer más grande y rentable lo que su antecesor comenzó, y pensaron que ofrecer solo lo que uno quiere es la solución. Luego surgieron otros como Spotify, que vieron un mercado vacío y supieron explotar a un sector nuevo y diferente. Spotify, que detrás tiene a ni más ni menos que Sean Parker, creó un nuevo modelo y fue más allá de nuevo, pero esta vez lo hizo sin tomar riesgos. Esta vez tuvo la
en él. Fue creado en un tiempo en que los artistas podían tomar vacaciones de dos años para crear nuevo material, promocionarlo en giras y volver a descansar mientras vivían de regalías.
¿Qué hace Metallica hoy? Lords of Summer, su último sencillo hasta el cierre de esta edición, fue creado entre constantes giras, que antes que buscar como objetivo promocionar su nuevo álbum, como antes solía ser, se ha vuelto el medio por el cual obtienen sus mayores ganancias.
Ahora vemos que los conciertos cada vez son más frecuentes entre los artistas de cualquier género. Esto debería ser bueno; ya no debemos esperar una década para volver a ver al artista que seguimos. Ahora muchos hacen sus habituales visitas anuales, pero… ¿en verdad es bueno?
Cada vez es más frecuente ver artistas que en su actuación demuestran su falta de interés por su público, acompañada de una fatiga y hartazgo que no pueden ocultar, y qué decir de verlos tocar a una velocidad asombrosa para irse del escenario cuanto antes, porque están hartos de repetir lo mismo durante casi cada día de su vida.
Otro aspecto que debemos tomar en cuenta dentro del nuevo modelo del negocio de la música es la edad, pues a pesar de que un artista sea un fenómeno como pocos vistos, la edad se reflejá en sus actuaciones, y no hay nada que hacer para evitarlo; el tiempo corre, y ahora no pueden retirarse para vivir de sus creaciones, ahora viven de sus presentaciones.
Todos estos aspectos son el resultado de la nueva generación de la industria de la música. Hemos vuelto a los artistas parte de la era industrial. Ellos ahora solo son parte de la cadena de producción. El arte ya ni siquiera es tomado en cuenta.
La descarga masiva de música gratuita jamás dejó de existir desde el momento en que Napster nació, siempre habrá métodos de conseguir lo que se quiere, y la tecnología ofrecida por sus creadores fue la base para que otros visionarios abrieran nuevas puertas al modelo que se conocía.